Creo en las ciudades por encima de todo. Espacios abiertos, de acogida.
Las ciudades siempre aceptan, se adaptan y crecen a medida que llegan personas de cualquier lugar del mundo. No hay que aceptar una ciudad por haber nacido en ella, puedes cambiar. Las ciudades no disminuyen, ni se fragmentan; sino que son como un mapa poliédrico y polimórfico. Como Sarajevo.
De una ciudad puedes salir y entrar. Ser libre para quererla o no. Puedes nacer en una ciudad y morir en otra muy distinta sin dejar de pertenecer a otras tantas.

Soy ciudadana porque no tengo otra cosa, porque quiero que mis orígenes cambien y que mi destino no esté claro.
Soy ciudadana porque no quiero ser lo primero que le venga a la cabeza al mundo, sino el resultado de una larga búsqueda.
Soy ciudadana porque creo que las ciudades son la unidad mínima y máxima de entendimiento humano. El resto son invenciones. No-lugares.
Soy ciudadana porque no creo en otra cosa.

Pero eso es sólo lo que yo soy.